sábado, 14 de marzo de 2015

PRINCIPIOS DE LA ADMINISTRACIÓN GENERAL

La función administrativa solo tiene por órgano y por instrumento al cuerpo social. Mientras que las otras funciones ponen en juego la materia prima y las máquinas. La función administrativa sólo obra sobre el personal.
La salud y el buen funcionamiento del cuerpo social dependen de un cierto número de condiciones, a las cuales se les da indiferentemente el nombre de principios, de leyes o de reglas.
Emplearé con preferencia la palabra principios, desembarazándo­la de toda idea de rigidez. No existe nada rígido ni absoluto en materia administrativa; en ella todo es cuestión de medida. Casi nunca puede aplicarse dos veces el mismo principio en condiciones idénticas: es necesario tener en cuenta las circunstancias diversas y cambiantes, los hombres igualmente diversos y cambiantes y muchos otros elementos variables.
Además, los principios son flexibles y susceptibles de adaptarse a todas las necesidades. La cuestión consiste en saber servirse de ellos: es éste un arte difícil que exige inteligencia experiencia decisión y mesura.
La mesura, hecha de tacto y experiencia, es una de las principales cualidades del administrador.
El número de los principios de administración no es limitado. Toda regla, todo medio administrativo que fortifica el cuerpo social o facilita su funcionamiento toma lugar entre los principios, por todo el tiempo, al menos, en que la experiencia lo confirme en esta alta dignidad. Un cambio en el estado de cosas puede determinar el cambio de las reglas a las cuales ese estado había dado nacimiento.
A continuación mencionaré algunos de los principios de adminis­tración que he tenido que aplicar con más frecuencia:

1º.   La división del trabajo;
2º.   La autoridad;
3º.   La disciplina;
4º.   La unidad de mando;
5º.   La unidad de dirección;
6º.   La subordinación de los intereses particulares al interés general;
7º.   La remuneración
8º.   La centralización;
9º.   La jerarquía;
10º. EL orden;
11º. La equidad;
12º. La estabilidad del personal;
13º. La iniciativa;
14. La unión del  personal.

1. División del trabajo.
La división del trabajo es de orden natural: se observa en el mundo animal, donde a medida que el ser es más perfecto posee mas variedad de órganos encargados de funciones distintas; se advierte en las sociedades humanas, en que cuanto más completo es el cuerpo social, tanto mayor y más estrecha es la relación entre la función y el árgano. A medida que la sociedad crece aparecen nuevos órganos destinados a reemplazar al órgano único primitivamente encargado de todas las funciones.

2. Autoridad Responsabilidad.
La autoridad consiste en el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecer.
Se distingue en un jefe la autoridad legal inherente a la función y la autoridad personal formada de inteligencia, de saber, de experiencia, de valor moral, de aptitud de mando, de servicios prestados, etcétera. En un buen jefe la autoridad personal es el complemento indispensable de la autoridad legal.
No se concibe la autoridad sin la responsabilidad, es decir, sin una sanción, -recompensa o penalidad- que acompaña a1 ejercicio del poder. La responsabilidad es un corolario de la autoridad, es su consecuencia natural, su contrapeso indispensable. En cualquier lugar donde se ejerza la autoridad nace una responsabilidad.


3. Disciplina
La disciplina consiste esencialmente en la obediencia, la asidui­dad, la actividad, la presencia y los signos exteriores de respeto realizados conforme a convenciones establecidas entre la empresa y sus empleados.
Estas convenciones fijan las modalidades de la disciplina, ya se trate de pactos libremente debatidos o aceptados sin discusión previa; que sean escritos o tácitos; que resulten de la voluntad de las partes, de las leyes o de la costumbre.
La disciplina, resultante de convenciones diversas y variables, se presenta naturalmente con los aspectos más diferentes. Las obligaciones de obediencia, de asiduidad, de actividad y de presencia difieren, en efecto, de una empresa a otra, de una categoría de empleado a otra en la misma empresa, de una región a otra y de una época a otra.

4. Unidad de mando
Para la ejecución de un acto cualquiera un agente sólo debe recibir órdenes de un jefe.
Esa es la regla de la “unidad de mando”, que es de una necesidad general y permanente y cuya influencia sobre la marcha de los negocios es por lo menos igual, a mi criterio, a la de cualquier otro principio; si se violada, la autoridad se resiente, la disciplina se compromete, el orden se perturba, la estabilidad se altera... He elevado esta regla a la categoría de principio,porque la considero fundamental.

5.    Unidad  de dirección.
Este principio puede expresarse así: Un solo jefe y un solo programa para un conjunto de operaciones que tienden el mismo fin.
Es esta la condición necesaria de la unidad de dirección, de la coordinación de fuerzas y de la convergencia de esfuerzos.
Un cuerpo de dos cabezas es, en el mundo social como en el mundo animal un monstruo. No vale la pena que viva.
Es necesario no confundir, Unidad de Dirección (un solo jefe, un solo programa) con Unidad de Mando (un agente no debe recibir ordenes sino de un solo jefe). La Unidad de Dirección se crea mediante una buena constitución del cuerpo social; la Unidad de Mando depende del funcionamiento del personal.
La unidad de mando no puede existir sin la unidad de dirección, pero no deriva de ésta.

6.    Subordinación del interés particular al interés general.
Este principio nos recuerda que en una empresa el interés de un trabajador, o de un grupo de trabajadores, no debe prevalecer contra el interés de la empresa; que el interés de la familia debe privar ante el de otro de sus miembros y que el interés del Estado debe preceder al de un ciudadano o de un grupo de ciudadanos.

7. Remuneración del personal.
La remuneración del personal constituye el precio del servicio prestado. Debe ser equitativa y, en todo lo que sea posible, dar satisfacción a la vez al personal y a la empresa, al empleador y al empleado.

8. Centralización.
Como la “división del trabajo”, la centralización es un hecho del orden natural; consiste en que en todo organismo, animal o social, las sensaciones convergen hacia el cerebro o la dirección y en que de ésta o aquél, parten las órdenes que ponen en movimiento todas las partes del organismo.
La centralización no es un sistema de administración bueno o malo en sí, pudiendo ser adoptado o abandonado según la voluntad de los dirigentes o la influencia de las circunstancias; pero ella existe siempre, en mayor o menor grado. La cuestión de la centralización o descentralización es una simple cuestión de medida. Se trata única­mente de hallar el límite favorable a la empresa.

9. Jerarquía.
La jerarquía está constituida por la serie de jefes que va desde la autoridad superior a los agentes inferiores.
La vía jerárquica es el camino que siguen, pasando por todos los grados de la jerarquía, las comunicaciones que parten de a autoridad superior o las que le son dirigidas. Este camino está impuesto a la vez por la necesidad de una trasmisión segura y por la unidad de mando. Pero no es siempre el más rápido; es a veces desgraciadamente largo en les empresas muy grandes, principalmente en las reparticiones del Estado.

10. Orden
Es conocida la fórmula del orden material: Un lugar para cada cosa y cadacosa en se lugar. La fórmula del orden social es idéntica: Un lugar para cada persona y cada persona en su lugar.


11. Equidad.
La justicia es la realización de los convenios establecidos. Pero los convenios no pueden prever todo; es necesario a menudo interpretar todo suplir su insuficiencia.
Para que el personal sea estimulado en el sentido de emplear en el ejercicio de sus funciones toda la buena voluntad y el sacrificio de que es capaz, hay que tratarlo con benevolencia, la equidad es el resultado de la combinación de la benevolencia con la justicia.
La equidad no excluye ni la energía ni el rigor. Ella exige en su aplicación muy buen sentido, mucha experiencia y mucha bondad.
Anhelo de equidad y de igualdad son aspiraciones que deben tenerse muy en cuenta en el trato con el personal. Para dar a estas aspiraciones la mayor satisfacción posible, sin descuidar ningún principio ni perder de vista el interés general, el jefe de la empresa debe poner en juego a menudo sus más altas facultades. Su mayor preocupación debe ser la de hacer penetrar el sentimiento de equidad en todos los niveles de la escala jerárquica.

12. Estabilidad del personal.
Un agente necesita tiempo para iniciarse en una función nueva y llegar a desempeñarla bien, admitiendo que esté dotado de las aptitudes necesarias.
Si el agente es desplazado cuando apenas ha concluido el período de aprendizaje, o antes de que éste termine, no habrá tenido tiempo de rendir un trabajo apreciable. Y si la misma situación se repite indefinidamente, la función no será nunca desempeñada a satisfacción.


13. Iniciativa
Una de las más vivas satisfacciones que puedo experimentar el hombre inteligente es concebir un plan y asegurar su buen éxito; es también uno de los más poderosos estimulantes de la actividad humana.
Esta posibilidad de concebir y de ejecutar recibe el nombre de  iniciativa. La libertad de proponer y la de ejecutar son también, cada una por su parte, elementos componentes de la iniciativa.
En todos los niveles de la escala social, el celo y la actividad de los agentes son acrecentados por a  iniciativa.
La iniciativa de todos, yendo a complementar la del jefe y en caso de necesidad supliéndola, es una gran fuerza para las empresas. Esto se aprecia principalmente en los momentos difíciles.

14. La unión del personal.
La unión hace la fuerza.
Este proverbio se impone a la meditación de los jefes de empresa.
La armonía y la unión del personal de una empresa constituyen una gran  fuerza para ella. En  consecuencia, es  indispensable realizar los esfuerzos tendientes a establecerlas.


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