La
función administrativa solo tiene por órgano y por instrumento al cuerpo social. Mientras
que las otras funciones ponen en juego la materia prima y las máquinas. La
función administrativa sólo obra sobre el personal.
La salud
y el buen funcionamiento del cuerpo social dependen de un cierto número de
condiciones, a las cuales se les da indiferentemente el nombre de principios,
de leyes o de reglas.
Emplearé
con preferencia la palabra principios, desembarazándola de toda idea de
rigidez. No existe nada rígido ni absoluto en materia administrativa; en ella
todo es cuestión de medida. Casi nunca puede aplicarse dos veces el mismo
principio en condiciones idénticas: es necesario tener en cuenta las
circunstancias diversas y cambiantes, los hombres igualmente diversos y
cambiantes y muchos otros elementos variables.
Además,
los principios son flexibles y susceptibles de adaptarse a todas las
necesidades. La cuestión consiste en saber servirse de ellos: es éste un arte
difícil que exige inteligencia experiencia decisión y mesura.
La
mesura, hecha de tacto y experiencia, es una de las principales cualidades del
administrador.
El número
de los principios de administración no es limitado. Toda regla, todo medio
administrativo que fortifica el cuerpo social o facilita su funcionamiento toma
lugar entre los principios, por todo el tiempo, al menos, en que la experiencia
lo confirme en esta alta dignidad. Un cambio en el estado de cosas puede
determinar el cambio de las reglas a las cuales ese estado había dado
nacimiento.
A
continuación mencionaré algunos de los principios de administración que he
tenido que aplicar con más frecuencia:
1º.
La división del trabajo;
2º.
La autoridad;
3º.
La disciplina;
4º.
La unidad de mando;
5º.
La unidad de dirección;
6º.
La subordinación de los intereses particulares al interés general;
7º.
La remuneración
8º.
La centralización;
9º.
La jerarquía;
10º. EL
orden;
11º. La
equidad;
12º. La
estabilidad del personal;
13º. La iniciativa;
14. La
unión del personal.
1. División
del trabajo.
La
división del trabajo es de orden natural: se observa en el mundo animal, donde
a medida que el ser es más perfecto posee mas variedad de órganos encargados de
funciones distintas; se advierte en las sociedades humanas, en que cuanto más
completo es el cuerpo social, tanto mayor y más estrecha es la relación entre
la función y el árgano. A medida que la sociedad crece aparecen nuevos órganos
destinados a reemplazar al órgano único primitivamente encargado de todas las
funciones.
2. Autoridad
Responsabilidad.
La
autoridad consiste en el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecer.
Se
distingue en un jefe la autoridad legal inherente a la función y la autoridad
personal formada de inteligencia, de saber, de experiencia, de valor moral, de
aptitud de mando, de servicios prestados, etcétera. En un buen jefe la
autoridad personal es el complemento indispensable de la autoridad legal.
No se
concibe la autoridad sin la responsabilidad, es decir, sin una sanción,
-recompensa o penalidad- que acompaña a1 ejercicio del poder. La
responsabilidad es un corolario de la autoridad, es su consecuencia natural, su
contrapeso indispensable. En cualquier lugar donde se ejerza la autoridad nace
una responsabilidad.
3. Disciplina
La
disciplina consiste esencialmente en la obediencia, la asiduidad, la
actividad, la presencia y los signos exteriores de respeto realizados conforme
a convenciones establecidas entre la empresa y sus empleados.
Estas
convenciones fijan las modalidades de la disciplina, ya se trate de pactos
libremente debatidos o aceptados sin discusión previa; que sean escritos o
tácitos; que resulten de la voluntad de las partes, de las leyes o de la costumbre.
La
disciplina, resultante de convenciones diversas y variables, se presenta
naturalmente con los aspectos más diferentes. Las obligaciones de obediencia,
de asiduidad, de actividad y de presencia difieren, en efecto, de una empresa a
otra, de una categoría de empleado a otra en la misma empresa, de una región a
otra y de una época a otra.
4. Unidad
de mando
Para la
ejecución de un acto cualquiera un agente sólo debe recibir órdenes de un jefe.
Esa es la
regla de la “unidad de mando”, que es de una necesidad general y permanente y
cuya influencia sobre la marcha de los negocios es por lo menos igual, a mi
criterio, a la de cualquier otro principio; si se violada, la autoridad se
resiente, la disciplina se compromete, el orden se perturba, la estabilidad se
altera... He elevado esta regla a la categoría de principio,porque la
considero fundamental.
5. Unidad
de dirección.
Este
principio puede expresarse así: Un solo jefe y un solo programa para un
conjunto de operaciones que tienden el mismo fin.
Es esta
la condición necesaria de la unidad de dirección, de la coordinación de fuerzas
y de la convergencia de esfuerzos.
Un cuerpo
de dos cabezas es, en el mundo social como en el mundo animal un monstruo. No
vale la pena que viva.
Es
necesario no confundir, Unidad de Dirección (un solo jefe, un solo programa)
con Unidad de Mando (un agente no debe recibir ordenes sino de un solo jefe).
La Unidad de Dirección se crea mediante una buena constitución del cuerpo
social; la Unidad de Mando depende del funcionamiento del personal.
La unidad
de mando no puede existir sin la unidad de dirección, pero no deriva de ésta.
6.
Subordinación del interés particular al interés general.
Este
principio nos recuerda que en una empresa el interés de un trabajador, o de un
grupo de trabajadores, no debe prevalecer contra el interés de la empresa; que
el interés de la familia debe privar ante el de otro de sus miembros y que el
interés del Estado debe preceder al de un ciudadano o de un grupo de
ciudadanos.
7. Remuneración
del personal.
La
remuneración del personal constituye el precio del servicio prestado. Debe ser
equitativa y, en todo lo que sea posible, dar satisfacción a la vez al personal
y a la empresa, al empleador y al empleado.
8.
Centralización.
Como la
“división del trabajo”, la centralización es un hecho del orden natural;
consiste en que en todo organismo, animal o social, las sensaciones convergen
hacia el cerebro o la dirección y en que de ésta o aquél, parten las órdenes
que ponen en movimiento todas las partes del organismo.
La
centralización no es un sistema de administración bueno o malo en sí, pudiendo
ser adoptado o abandonado según la voluntad de los dirigentes o la influencia
de las circunstancias; pero ella existe siempre, en mayor o menor grado. La
cuestión de la centralización o descentralización es una simple cuestión de
medida. Se trata únicamente de hallar el límite favorable a la empresa.
9.
Jerarquía.
La
jerarquía está constituida por la serie de jefes que va desde la autoridad
superior a los agentes inferiores.
La vía
jerárquica es el camino que siguen, pasando por todos los grados de la
jerarquía, las comunicaciones que parten de a autoridad superior o las que le
son dirigidas. Este camino está impuesto a la vez por la necesidad de una
trasmisión segura y por la unidad de mando. Pero no es siempre el más rápido;
es a veces desgraciadamente largo en les empresas muy grandes, principalmente
en las reparticiones del Estado.
10. Orden
Es
conocida la fórmula del orden material: Un lugar para cada cosa y cadacosa
en se lugar. La fórmula del orden social es idéntica: Un lugar para cada
persona y cada persona en su lugar.
11.
Equidad.
La
justicia es la realización de los convenios establecidos. Pero los convenios no
pueden prever todo; es necesario a menudo interpretar todo suplir su
insuficiencia.
Para que
el personal sea estimulado en el sentido de emplear en el ejercicio de sus
funciones toda la buena voluntad y el sacrificio de que es capaz, hay que
tratarlo con benevolencia, la equidad es el resultado de la combinación de la
benevolencia con la justicia.
La
equidad no excluye ni la energía ni el rigor. Ella exige en su aplicación muy
buen sentido, mucha experiencia y mucha bondad.
Anhelo de
equidad y de igualdad son aspiraciones que deben tenerse muy en cuenta en el
trato con el personal. Para dar a estas aspiraciones la mayor satisfacción
posible, sin descuidar ningún principio ni perder de vista el interés general,
el jefe de la empresa debe poner en juego a menudo sus más altas facultades. Su
mayor preocupación debe ser la de hacer penetrar el sentimiento de equidad en
todos los niveles de la escala jerárquica.
12.
Estabilidad del personal.
Un agente
necesita tiempo para iniciarse en una función nueva y llegar a desempeñarla
bien, admitiendo que esté dotado de las aptitudes necesarias.
Si el
agente es desplazado cuando apenas ha concluido el período de aprendizaje, o
antes de que éste termine, no habrá tenido tiempo de rendir un trabajo
apreciable. Y si la misma situación se repite indefinidamente, la función no
será nunca desempeñada a satisfacción.
13.
Iniciativa
Una de
las más vivas satisfacciones que puedo experimentar el hombre inteligente es
concebir un plan y asegurar su buen éxito; es también uno de los más poderosos
estimulantes de la actividad humana.
Esta
posibilidad de concebir y de ejecutar recibe el nombre de iniciativa. La
libertad de proponer y la de ejecutar son también, cada una por su parte,
elementos componentes de la iniciativa.
En todos
los niveles de la escala social, el celo y la actividad de los agentes son
acrecentados por a iniciativa.
La
iniciativa de todos, yendo a complementar la del jefe y en caso de necesidad
supliéndola, es una gran fuerza para las empresas. Esto se aprecia
principalmente en los momentos difíciles.
14. La
unión del personal.
La unión
hace la fuerza.
Este
proverbio se impone a la meditación de los jefes de empresa.
La
armonía y la unión del personal de una empresa constituyen una gran
fuerza para ella. En consecuencia, es indispensable realizar los
esfuerzos tendientes a establecerlas.